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Volver a casa

  • Foto del escritor: catalinarojano
    catalinarojano
  • 9 mar 2021
  • 2 Min. de lectura

A poco menos de un mes de cumplir un año en pandemia, las imágenes que recopilo en la cabeza de lo que ha sido este tiempo de contingencia me hacen pensar que ha pasado de todo, pero que es muy poco lo que hemos llegado a comprender. Mientras la vacuna apenas hace su arribo a Colombia, el Estado funge más como un bufón para el pueblo que como el salvador que pretende personificar sin éxito. Y ante la apoteosis desmedida y patética con que los gobernantes reciben la esperanza en forma de ampolla, muy probablemente, unos cincuenta millones de colombianos se preguntan, como yo, cuándo llegará nuestro momento de ser inoculados y de sentirnos libres y entonces poder salir a la calle con tranquilidad, ignorando que en el fondo lo que más deseamos es volver a casa.


Al “deseo doloroso de regresar” se le dio nombre en 1668 con la palabra nostalgia, creada por Johannes Hofer, el médico suizo que consiguió con este término describir el sentimiento que había observado en algunos de sus pacientes y que le hablaba de una especie de vacío interior que buscaba ser llenado con la idea de retornar a un tiempo anterior. Hofer quería un término que expresara en todos los idiomas lo que significa el vocablo alemán ‘Heimweh’, entendido como “deseo intenso de estar en casa, sufrimiento por estar separado de la familia”.


Después de casi doce meses de múltiples restricciones, de cumpleaños celebrados en la lejanía, de una Navidad y un Fin de Año con abrazos limitados, del adiós de tantos que se han ido para siempre, y de encuentros donde impera más la virtualidad que la tan añorada proximidad, no podemos negar haber sentido nostalgia al menos una vez, o más bien muchas. Y en la semana en la que fueron vacunadas las primeras personas en el país, en la que empezamos a ver la luz al final de un túnel tan inmenso como oscuro, la nostalgia regresó, como regresan esos hijos que nunca abandonan de forma definitiva su hogar.


El término nostalgia surgió a partir de la unión de las palabras griegas ‘nostos’ (regreso) y ‘algos’ (dolor); la primera proviene del vocablo prehistórico indoeuropeo nos-to-, que significa “regreso a casa”. Y eso es lo que ahora, como una bella paradoja, deseamos todos: salir de casa para regresar a casa… entendiendo que los lugares no son propiamente los que hacen a las personas, sino que más bien las personas hacemos que los espacios que habitamos sean un reflejo de lo que somos.


Es un error pensar que una vez vacunados ya la pandemia habrá pasado; o creer que volveremos a ser los mismos de antes y que, después de la tormenta, llegará una calma casi absoluta que nos devuelva mucho de lo que hemos perdido. Sin embargo, en mí ahora crece la ilusión de que el sufrimiento por estar separados de la familia o el deseo doloroso de regresar que hemos sentido durante estos meses cese en todo el mundo y que sin miedo podamos, en un mañana no muy lejano, volver a casa.


CR


[Columna de opinión publicada en El Heraldo el 21 de febrero de 2021]



 
 
 

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