Un año inolvidable
- catalinarojano
- 31 dic 2020
- 2 Min. de lectura
La claridad que llega con el recuerdo y que nos lleva de vuelta al pasado tiene su punto de partida en acontecimientos inmensamente felices y placenteros, o hechos que —por el contrario— lamentamos profundamente, y que nos hacen ver más allá del temor y del dolor, sentimientos que en 2020 predominaron en el mundo entero.
Pasarán meses, años y hasta décadas, y nos preguntarán o preguntaremos ¿cómo te trató el 2020?, ¿dónde estabas y qué hacías para entonces?, ¿cómo sobreviviste a ese año? Y entonces recordaremos nuestras circunstancias y volveremos al tiempo de la pandemia, de la incertidumbre y el confinamiento... tal como se vuelve a todo aquello que no se olvida.
Según Sigmund Freud, el yo consciente suele anular o disipar los recuerdos que causan sufrimiento, mientras que el inconsciente tiende a recordar lo más agradable y bello. A lo mejor, ese 'olvido motivado' será la opción de muchos ahora que el 2020 ha terminado y que la Tierra inicia una vez más su recorrido de 365 días alrededor del Sol.
Sin embargo, bien o mal, el 2020 es y será un año inolvidable. Porque cambió el curso de las cosas, de la gente, de la vida, de cada día de la semana, de nuestras prioridades. Porque nos hizo pensar en lo esencial: en la fortuna que representa el poder respirar o, simplemente, abrazar a quienes más amamos.
Aunque es imposible desconocer que más de un millón de personas partieron a manos del verdugo del año —y que tantas otras quedaron llorando por quienes se fueron—, quiero pensar que la llegada del 2021 es una oportunidad para poner en el espejo nuestro corazón y ver allí reflejado el de todos.
Deseo para ustedes que el 2021 sea un tiempo para encontrar mejores formas de vivir, aún en medio de la dificultad, y disfrutar de lo poco o mucho que se tenga, de verdad. Porque, a fin de cuentas, seguimos aquí después de este año duro, incierto, extraño e inolvidable.
CR

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