La vida en letras
- catalinarojano
- 23 mar 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 21 abr 2022
Desde siempre me han gustado las palabras. Todas. Las que expresan alegría, las que muestran tristeza, las que parecen no tener compasión, las que sonríen, las que fruncen el ceño, las que hablan de groserías o de boberías, las que enamoran, las que gritan e incluso las que callan cosas. Todas ellas comunican un significado, y nosotros, parlanchines y artífices de la vida desde sus inicios hasta su fin inesperado, somos quienes les damos vuelo, mientras ellas nos ayudan a entender lo que es vivir.
Desde siempre me ha gustado leer. Encontrar entre las letras la descripción de lo que puedo ver y hasta de lo que no, eso me seduce como lo hace el agua a quien tiene sed, o la brisa que arrastra consigo las nubes con el atardecer de fondo y uno de frente. Cuando empecé a leer, quizás era muy poco lo que entendía. Pero no me importaba. Más valía el encuentro con lo desconocido e incomprendido que seguir ignorando, sin hacer nada por girar el timón hacia la luz.
Desde siempre me ha gustado escribir. Cuando empecé a hacerlo, si acaso entendía lo que escribía; si acaso entendía lo que leía. Sin embargo, siempre he creído que las palabras que salen de mi cabeza pueden llegar a tener sentido; al igual que las que salen de la cabeza de las demás personas. Porque las palabras no son de nadie y, al tiempo, son de todos.
Yo leía y escribía, comprendiera o no, porque las letras me invitaban a hacerlo, sin ningún tipo de restricción… Ni de sexo, ni de edad, ni de conocimiento, ni de tiempo, ni de nada. Digo todo esto para invitarte a escribir. Si te gusta hacerlo, mas no te sientes seguro(a), hazlo. Si a veces te provoca escribir, pero no sabes por dónde comenzar, hazlo. Si sientes la necesidad de expresar tus emociones a través de un escrito, ¿por qué no?, hazlo.
No hay deseo que deje de ser cumplido cuando de nosotros mismos depende que se haga realidad. No existe palabra en el diccionario que tenga más valor que cualquier otra que, aun no estando incluida en ese libro casi sagrado de la lengua española, sea pronunciada con fuerza o con amor en cualquier recóndito espacio habitado por un hispanoparlante.
¿Quién soy yo para decirlo? Una persona que ama tanto leer y escribir, como ama vivir. Si quieres escribir, lee. Si quieres escribir, vive. Si quieres escribir, no lo postergues más, escribe.
CR

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