Del «si» al «sí»
- catalinarojano

- 19 oct 2020
- 2 Min. de lectura
De cómo todo puede cambiar tan solo con una rayita inclinada sobre una vocal; de eso trata este texto. Hace varios años, cuando tenía más dudas que certezas en la cabeza, anteponía un «si» condicional a casi todo. Este «si» funcionaba para mí como un filtro a través del cual pasaban todas las opciones que tenía, las puertas que se abrían, las posibilidades que llegaban a mi vida… En definitiva, todo lo que hacía —o más bien dejaba de hacer— tenía como protagonista a un «si» condicional.
Los años (que no son tantos… ja, ja) fueron trayendo a mi vida nuevos motivos, nuevas ideas y nuevas experiencias que, poco a poco, le empezaron a agregar una rayita oblicua a ese monosílabo que solía anteponer la duda a la acción.
«Si estudio música, no estoy segura de que vaya a ganar lo suficiente para vivir como deseo… Y, si estudio medicina —para ser psiquiatra—, a lo mejor no me quede tiempo para ‘vivir’ la vida…», pensaba yo a mis dieciocho. Entretanto, los meses pasaban y lo único claro que tenía para entonces era que quería ser feliz en lo que fuera que hiciera; que quería cumplir sueños que, aunque en ese tiempo no fueran claros, en algún momento iban a aparecer; que quería reafirmar mi 'yo', que quería hacer algo que me obligara a seguir aprendiendo aún después de finalizar un pregrado universitario.
Y volvió otra vez el condicional, pero esta vez, para tener una transformación crucial: «Si estudio periodismo, no sé bien cómo me vaya a ir; pero me encanta escribir, y quiero escribir mejor, eso es lo que deseo (y creo que esta carrera servirá para eso)…». Y al decir «sí» —tildado— a tan maravillosa idea, entré por esa puerta que se abrió ante mí, y pasé de la incertidumbre a la convicción.
Aquí estoy escribiendo esto, luego de casi diez años de haberme graduado como comunicadora social-periodista. Y soy feliz. Feliz, gracias a un dubitativo «si» que se convirtió en un bello y determinado «sí».
CR





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